miércoles, 29 de abril de 2009

Homeópatas Sin Fronteras

La homeopatía es una práctica pseudomédica que carece de fundamento científico y que, después de casi doscientos años, aún no ha conseguido demostrar su eficacia en ensayos clínicos rigurosos, como los que pasan los medicamentos de verdad. Por qué la apoyan algunos colegios médicos es algo que deben preguntarles a ellos.

El que quiera informarse mejor puede hacerlo, por ejemplo, en la prestigiosa revista médica británica The Lancet (27-8-2005), que aboga por abandonar de una vez la homeopatía y sus “absurdas diluciones”. Lo de absurdas se refiere a que algunas de las soluciones homeopáticas contienen menos cantidad de producto que si disolviéramos un gramo de esa sustancia entre todos los océanos de la Tierra. En la muy recomendable web de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico encontrarán un informe realizado para la Generalitat catalana, con las mismas conclusiones. El Centro Nacional para la Medicina Complementaria y Alternativa del gobierno estadounidense, que precisamente se dedica a investigar si las llamadas medicinas “alternativas” tienen base, dice que no se ha demostrado que la homeopatía cure ninguna enfermedad.

Esta práctica no ocasionaría otro perjuicio que el gasto que conlleva, si no fuera porque se trata de nuestra salud. Les hablaré de un caso que destaca porque involucra a niños, que debieran estar a salvo de tratamientos de dudosa eficacia y me ha movido a escribir el presente artículo.

El título no es broma, existen los Homeópatas Sin Fronteras (HSF). En su sitio de internet homeoweb.free.fr se pueden ver los proyectos en que están metidos, entre ellos uno dedicado a la malnutrición infantil en Madagascar. Como ellos mismos señalan, la malnutrición se cuenta entre los problemas más graves de la Humanidad porque afecta a cientos de millones de personas. La solución es fácil y bien conocida desde el punto de vista médico: alimentación adecuada, agua potable e higiene. Sobre todos nosotros cae la culpa de que, habiendo riqueza suficiente en el mundo, sigan muriendo niños por cientos de miles, de hambre y diarrea.

Los HSF afirman que los síntomas de la malnutrición se parecen a los de la tuberculosis y proponen el siguiente tratamiento: Silicea, Natrum muriaticum, Tuberculinum, Phosphorus, Arsenicum album, Sulfur iodatum, Abrotanum, Ferrum metallicum, Calcarea phosphorica y Iodum. Con los nombres de los ingredientes en latín, como acostumbran los homeópatas, que significan: polvo de cuarzo, sal de mesa, tuberculina (extracto del bacilo de la tuberculosis), polvo de fósforo, arsénico, yoduro de azufre, extracto de abrótano (una planta), partículas de hierro metálico, fosfato cálcico y yodo. Observen que esto lo recetan médicos titulados.

Si seguimos leyendo el informe, nos alegraremos al saber que su tratamiento es complementario del propuesto por los médicos responsables del dispensario en el que trabajan -lo que los homeópatas suelen llamar medicina “oficial” o “alopática”- que consta de arroz, verduras, aceite y leche.

La homeopatía consiste en tomar pequeñas cantidades de extractos de plantas, animales y minerales, muchos de ellos pintorescos cuando no venenosos. Les sugiero que entren en homeopatiageneral.com, donde hay una lista de parte de los llamados “remedios” homeopáticos. Quizá les interese entre ellos el extracto de trompas de Falopio, que como saben es una parte de los genitales femeninos. También pueden encontrar, bien caros, preparados que contienen: útero de mujer machacado; un compuesto de uranio y arsénico para la diabetes; víbora, muy recomendada para las varices; sapo, para niños deficientes mentales; cucaracha para el asma, cuya eficacia aseguran que fue descubierta por un señor al que le cayó una cucaracha al té y no se percató hasta después de bebérselo; cálculos biliares; cemento en polvo para pacientes que tengan picores; cerebelo; intestino humano; hormigas rojas trituradas, para el reumatismo; pólvora, para el envenenamiento; lagarto verde; mercurio en veintiuna preparaciones diferentes y nervio del oído machacado, contra la sordera. Como ven todo muy científico, muy natural y sin “química”, como dicen ellos.

Y si en el frasco de su preparado homeopático dice que contiene Sanguis menstrualis, de los laboratorios Remedia Homeopathy, mejor será que no pregunten más.
Diario de Teruel, 28-04-2009

4 comentarios:

Margarita dijo...

¡Que atrevida es la ignorancia! Que sigamos llamando pseudomedicina a la homeopatía me parece una práctica deleznable. Un médico homeópata es un licenciado en medicina que se ha especializado en homeopatía, en muchas ocasiones junto a otra especialidad. Se habla mucho de efecto placebo pero cuando un bebé con dermatitis atópica, condenado a tratamiento de corticoides se cura con homeopatía (de esto hace ya 7 años) ¿dónde está el efecto placebo? Sólo hay una medicina: la que cura, alopática u homeopática. Me parece especialmente detestable el tono arrogante con el que algunos desprecian algo que, en la mayoría de las ocasiones, desconocen por completo o conocen sólo por encima.

Anónimo dijo...

Suscribo lo anterior. A mis críos bien pequeños los curó un médico titulado que practicaba homeopatía y el cual me fue recomendado por otro médico titulado. Uno dejó la otitis persistente y otro salió de las crisis de bronquitis espástica. No he vuelto a darles antibióticos.

Anónimo dijo...

No he firmado lo anterior. Soy José Antonio, de Zaragoza.

Anónimo dijo...

Las diluciones homeopáticas aplicadas según los principios de esta terapia no tiene efecto alguno sobre cultivos celulares. Que es lo mismo que decir que no hacen nada.

Me alegro que durante el periodo en el que recibieron tratamientos homeopáticos, familiares o conocidos vuestros mejoraran de alguna dolencia.

Es labor de la ciencia médica encontrar los motivos de esa mejoría. Y en ese proceso de búsqueda la homeopatía hace mucho que ha sido puesta en su lugar, es una rémora de un concepto medieval de la medicina sin ninguna base ni efecto.