martes, 21 de octubre de 2008

La energía nuclear (VIII). La seguridad de las centrales





Los principales problemas planteados por la energía nuclear son dos, la seguridad de las centrales y los residuos radiactivos. A mi juicio ambos han sido tratados durante años con alarmismo y poca información objetiva por los medios de comunicación y por las autoridades.

Las centrales nucleares se construyen en lugares poco poblados, no muy lejanos de los centros de consumo de la electricidad y en terrenos lo más seguros posible desde el punto de vista de los riesgos geológicos (terremotos, inundaciones, etc.). La seguridad frente a ataques terroristas está cubierta tanto por la vigilancia interna como externa por parte de las fuerzas policiales, siendo que además un ataque con consecuencias graves es muy difícil, porque habría que colocar explosivos en la vasija después de pasar varios controles.

Las centrales no pueden sufrir una explosión nuclear. En cuanto a fugas radiactivas por accidente, son pequeñas y poco frecuentes. Sí ocurren con cierta frecuencia incidentes de escasa importancia como los recientes de Ascó, que son magnificados por la prensa. Pero si leen con atención las noticias verán que rara vez han podido siquiera afectar a la salud ni de los trabajadores de la central ni de los habitantes del entorno. Si se aplicaran a otras industrias los mismos controles que a la nuclear, habría que cerrar gran parte de las fábricas de productos químicos, refinerías, talleres y otras muchas empresas. Desde 1990 el Consejo de Seguridad Nuclear (www.csn.es) ha notificado 447 sucesos en España. Todos menos dos han sido de categoría 1 sobre un máximo de 7, según la escala internacional INES de la figura adjunta; es decir, el valor menor, simples anomalías. Dos fueron de categoría 2 –incidentes- y uno anterior, de 1989, fue de categoría 3, sin llegar todavía a la categoría de accidente.

El único accidente mortal en una central, aunque muy grave, ocurrió en 1986 en Chernóbil (Ucrania), en la época de desintegración de la Unión Soviética. Una cadena de errores humanos en una central anticuada, con deficientes controles de seguridad y con un mantenimiento ineficaz, produjo una gran fuga de gas radiactivo que se extendió por la región. La ONU y la Agencia Internacional de la Energía Atómica calculan que ha matado o matará a unas 4.000 personas, dejando enfermas a otros miles. Como desagradable comparación con otros sectores ligados a la energía, diremos que la Organización Mundial de la Salud estima que cada año dos millones de personas mueren en el mundo de forma prematura debido a la contaminación del aire, producida en su mayor parte por la quema de petróleo y carbón.

No digo que no exista peligro en las centrales nucleares. En ellas, como en cualquier actividad industrial, no existe la seguridad al cien por cien. Lo que deben valorar las autoridades y los ciudadanos es si la seguridad ofrecida es razonable en comparación con sus ventajas. Más información en fiatluxhispania.blogspot.com.




Publicado en La Gaceta de Rivas, 83, octubre 2008

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