martes, 18 de noviembre de 2008

La energía nuclear (IX). Los residuos radiactivos










El enterramiento con suficiente seguridad de los residuos radiactivos es una cuestión que ya está resuelta desde el punto de vista técnico. El problema es la falta de voluntad política por la impopularidad del asunto, derivada de la mala prensa que ha tenido durante decenios.

Los residuos radiactivos se clasifican en dos grupos: a) de baja a media actividad, producidos en hospitales e instalaciones similares, que en España se guardan en bidones hormigonados e impermeabilizados en El Cabril (Córdoba) y b) de “alta” o gran actividad, que son los procedentes de la quema del combustible nuclear y que todavía no tienen emplazamiento definitivo.

En los años 80 y 90 la empresa pública ENRESA llevó a cabo una investigación geológica modélica en busca del mejor emplazamiento para enterrar los residuos de las centrales españolas. Se investigaron los tres tipos de rocas favorables: arcillas, sales y granitos por toda la geografía y, según sospecho, se llegó a la conclusión de que el lugar idóneo eran los granitos del oeste de la península, por el área de Salamanca-Cáceres. Desconozco los emplazamientos finales recomendados porque es una información bien guardada por el gobierno.

Tales emplazamientos tendrían una seguridad razonable. Los residuos no producen gases ni polvo que puedan escaparse. En primer lugar se funden para que formen bloques de vidrio, que luego se meten en bidones y se hormigonan. Más tarde los bloques se almacenan a notable profundidad en galerías subterráneas sin circulación de aguas subterráneas, en rocas muy resistentes, sin terremotos, protegidas por diversas barreras de posibles filtraciones y mantenidas en buenas condiciones y vigiladas permanentemente. De allí es muy difícil que pueda escapar radiación alguna. La seguridad absoluta, como ya hemos comentado, no existe en ninguna actividad humana. En EE.UU. tienen un almacén de este tipo en Nuevo Méjico, para uso militar, y van a excavar otro civil en Nevada.

El problema radica en que España ya no es en la práctica un solo país, con un gobierno central con capacidad de decisión en cuestiones importantes, como puedan serlo Francia, Gran Bretaña, Japón, Rusia o tantos otros, sino una federación de diecisiete regiones en las que nadie quiere cargar con responsabilidades comunes.

La solución que ha dado el gobierno de la nación es construir un Almacén Temporal Centralizado para ir guardando los residuos de gran actividad (que ahora se almacenan en piscinas en las propias centrales nucleares), es decir un edificio con el material en bidones, y el emplazamiento subterráneo definitivo no se excavará hasta alrededor del año 2050. Más información en www.enresa.es y www.csn.es.



Publicado en La Gaceta de Rivas, 84, noviembre de 2008





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