domingo, 9 de enero de 2011

Compañeros y compañeras: os vamos a crujir


¡Ay! Tantas tardes en el asiento de atrás del coche oficial; Tojo, Méndez y Zapatero jurándose fidelidad sobre el Estatuto de los Trabajadores. Tantos paseos juntos por las campas de Rodiezmo… Y ahora los dos proletarios se han enterado de que ZP se la pega con la Merkel y van chillando por las calles como doncellas deshonradas.

Ambos sindicatos llevan años mirando al tendido mientras el gobierno socialista ha derrochado el dinero público de todas las formas posibles y algunas casi imposibles. Viendo cómo un estado autonómico que podía funcionar bien, como en Alemania pongamos por caso, se ha convertido es un agujero negro que multiplica la burocracia, sirve a intereses partidistas y fomenta la desigualdad entre ciudadanos. Observando impasibles la decadencia de la educación, la falta de planes energéticos, industriales o de cualquier otro tipo, el gobierno de la improvisación y la ineficacia. Sin proferir una queja “mientras no toquen lo nuestro”.

Pero “lo suyo”, los derechos de los trabajadores y el bienestar general, es lo primero que cae en tiempos de crisis.

Hace unos meses el partido socialista al completo, digo al completo, todos sus diputados y senadores, todas sus filiales autonómicas, nos metió la primera puya a funcionarios y pensionistas. Los sindicatos respondieron con un pellizco de monja en forma de semihuelga general, porque era “el mayor ataque a los trabajadores desde la Transición”.

Angelicos, ahora sí que os vais a enterar. El gobierno, es un decir, ha subido el IVA, va a vender lo poco rentable que le queda al Estado (las loterías y los dos aeropuertos principales), quita el último subsidio a los parados y no hay esperanza de que más de cuatro millones de desempleados se coloquen a medio plazo. Subirán la electricidad hasta ponerla a su precio real y subirán más los impuestos. En fin, que nos van crujir.

El partido socialista ya ha comprado el apoyo nacionalista para llegar al final de la legislatura y sabemos lo que nos espera: apurar hasta la última gota de este cáliz, recortes en lo fácil y más injusto y nada de aplicar reformas de fondo que pongan a producir al país con eficacia.

Permitan el atrevimiento de sugerir a los sindicatos que dediquen un tiempo a pensar por qué hemos llegado a esta situación, cuál es la dimensión real del problema y qué pueden hacer para cumplir con su misión, además de amenazar con no comerse el postre.

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