viernes, 16 de mayo de 2008

Gallinas rurales



En el supermercado del barrio venden huevos de gallinas “rurales”. Por lo visto los que veníamos friéndonos hasta ahora debían ser de gallinas urbanas.

Empezaron con lo ecológico, siguieron con lo biológico y lo orgánico, como la democracia de Franco; después con lo prebiótico y lo probiótico, el ácido omega tres, el Lactobacillus y no sé cuantas cosas más. Lo más difícil para mí es lo de las grasas saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas. A este paso para ir a la tienda vamos a tener que sacarnos una licenciatura en biología.

Los fabricantes son conscientes de que casi nadie sabe con certeza qué significa cada cosa, pero procuran sacar nuevos productos que se puedan definir con vocablos raros y que parezcan relacionados, aunque sea de lejos, con la naturaleza y con la ciencia. También es importante la forma de presentación en los anuncios de la tele. Así, muestran la leche como si estuviera recién ordeñada por el abuelo de Heidi y promocionan los laxantes con alegres mujeres tocándose la tripita y diciendo no sé qué de ir como un reloj, como los chistes infantiles de culo, caca, pedo y pis. Ah, y es muy importante que todos los productos hayan sido “testados”, nada de probados o ensayados. En la misma línea, algunas cremas no es que dejen la piel tersa, no, la “decontracturan”. En fin, así hasta la saciedad.

Yo me fío de los comerciantes que dicen las cosas claras: al pan, pan y al laxante, laxante. Y como consejo general, lo de siempre, una alimentación variada y no exponerse mucho al sol; y si andas escaso de alguna vitamina, ácido, mineral o cosa, al médico.

Publicado en La Gaceta de Rivas, 75, enero 2008

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