Después de haber cerrado el anterior número de La Gaceta, se ha publicado en el BOE una resolución por la que el Estado se reserva diez áreas en toda España como posibles reservorios de gas CO2, dióxido de carbono. Una de ellas está en la provincia de Madrid. Es un rectángulo centrado en el monte de El Soto de Viñuelas que, por cierto, pertenece al Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Se encuentra unos 25 km al norte de Rivas-Vaciamadrid.
Como primera medida en El Bierzo (León) va a ponerse en marcha un proyecto experimental de captación y confinamiento de CO2 que, si funciona, se aplicará en otras partes del país. La idea es construir centrales térmicas de un nuevo tipo, llamado gasificación del carbón. Se pueden colocar en los puntos que más interesen por razones industriales, no como las existentes hasta ahora que se encuentran en las cuencas mineras, y a ser posible cerca de un buen reservorio geológico de CO2. Se la suministra con carbón, de importación en su mayor parte porque el español es de regular calidad y su explotación se está abandonando. Se quema con el nuevo sistema de gasificación que, en teoría, produce menos gases contaminantes. Una parte de las cenizas se aprovecha con fines industriales (cemento, ladrillos) y otra se lleva a vertedero. El CO2 se comprime y se lleva por tuberías a una zona con buenas condiciones geológicas (reservorio). Allí se inyecta en las rocas mediante sondeos, a más de mil metros de profundidad.
Según hemos podido saber, estos posibles reservorios se han colocado en zonas investigadas años atrás como posibles yacimientos de petróleo o gas que, por tanto, son candidatas a ser buenos almacenes de gas. En los próximos años se investigarán en detalle tales áreas.
En el artículo anterior ya comentamos los inconvenientes de esta técnica, por la que apuestan el gobierno y las empresas eléctricas; en especial su dudosa factibilidad económica, la dependencia que crea de la importación de carbón, la producción de diversos residuos además del gas CO2 y la dificultad de asegurar que el gas se mantenga en el subsuelo a largo plazo. Es importante señalar que el CO2 no es venenoso, es el gas que expulsamos al respirar y el que añaden a los refrescos y al agua mineral.
Y una última duda, ¿dónde se instalaría la futura gran central térmica de Madrid, cuyos gases se fueran a confinar en el área de Tres Cantos? Nada se ha dicho todavía, pero sospecho que entre las opciones a considerar está el Sureste de la provincia por las siguientes razones: buena comunicación por ferrocarril con un puerto por donde traer el carbón (Valencia); cercanía a una fábrica de cemento de gran consumo energético que, además, podría aprovechar parte de las cenizas; cercanía a grandes vertederos ya existentes para volcar el resto de las cenizas; proximidad a otras centrales térmicas (futuras centrales de gas del Sureste) para compartir tendidos eléctricos, otras infraestructuras y el impacto ambiental en un área que se tiene por ya degradada y posibilidad de que las centrales de carbón sustituyan a las de ciclo combinado cuando el gas alcance precios prohibitivos. Habrá que esperar a que las autoridades expongan sus planes.
Publicado en La Gaceta de Rivas, 77, marzo 2008
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