El proceso al que han sido sometidos por la Comunidad de Madrid el Dr. Montes y sus compañeros del Hospital Severo Ochoa de Leganés ha sido injusto y desmedido. Una denuncia anónima los acusaba de homicidio a gran escala, nada menos que cuatrocientas muertes por exceso de sedación, o sea por eutanasia. Después se encargaron informes de la inspección médica, de una comisión nombrada a dedo y de algunas asociaciones profesionales. Los resultados fueron o negativos o poco consistentes. A pesar de ello los acusadores siguieron adelante y llevaron a los médicos ante la Justicia. Después del juicio y de su recurso los tribunales han archivado el caso. Además, han ordenado que en la sentencia se elimine toda referencia a una mala práctica de los denunciados (auto número 47/2008, página 13, de la Audiencia Provincial de Madrid).
Pero el daño personal y profesional hecho a estos médicos ahí queda. No se les piensa reintegrar a sus antiguos puestos, ni siquiera les han pedido disculpas. Y también queda el daño hecho a la sanidad pública.
Doy las gracias al Dr. Montes y a todos los médicos y enfermeras que curan mientras se puede y alivian en lo posible el sufrimiento a los que ya no tienen remedio. Muchos pasarán o pasaremos por ese trance y espero que alguien como ellos nos eche una mano. El que prefiera morir apurando el cáliz de la agonía, a palo seco o con un par de aspirinas, lo tiene fácil, que lo deje por escrito.
Pero el daño personal y profesional hecho a estos médicos ahí queda. No se les piensa reintegrar a sus antiguos puestos, ni siquiera les han pedido disculpas. Y también queda el daño hecho a la sanidad pública.
Doy las gracias al Dr. Montes y a todos los médicos y enfermeras que curan mientras se puede y alivian en lo posible el sufrimiento a los que ya no tienen remedio. Muchos pasarán o pasaremos por ese trance y espero que alguien como ellos nos eche una mano. El que prefiera morir apurando el cáliz de la agonía, a palo seco o con un par de aspirinas, lo tiene fácil, que lo deje por escrito.
Publicado en La Gaceta de Rivas, 77, marzo 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario